Adriana Azzimonti. Encuentro con el espíritu creador
Adriana Azzimonti es creadora de un corpus sólido y coherente de imágenes, que constituye una iconografía personal, que define a toda su producción. La misma es vasta y abarca estéticas, temas y técnicas variadas que se destacan por una suerte de hilo conductor, arraigado en intensas investigaciones que la artista realiza acerca temas que le son inspiradores.
De esta forma salen a la luz obras figurativas basadas en la literatura clásica como La dama de las camelias, El infierno del Dante, entre otras, o piezas con un profundo contenido simbólico-conceptual compuestas con un delicado manejo de transparencias, que conforma espacios etéreos, y otros, más bien cargados de densa materia que cobran cuerpo y vigor en el plano, como sucede en Simbología, Estudio sobre óptica, Cenacolo y Anda-luz. En obras como Plegaria, El Cristo que llora, Salvataje y Cadenas se puede percibir como si las sabidurías de Oriente y Occidente pareciera que se unieran en la artista y la dotasen de una magia que excede toda suma de conocimientos, concediéndole el poder de realizar milagros sobre el propio planeta.
Composiciones como Transparencia, Sinfonía azul, Cosmos, Paraiso, Reciclado ecológico y Agua cuentan una historia que demoran su lectura. Ya que en ellas la superposición y yuxtaposición del color, en reciprocidad con las formas dan cabida a distintos efectos concretando, de este modo, imágenes que sondean al mismo tiempo la espontaneidad en el impulso del gesto, y lo madurado en el acabado de las formas.
Las producciones de Adriana Azzimonti mantienen al espectador en un estado de concentración, para poder adentrarse en los detalles minuciosos que se tornan reveladores y que resultan claves para descubrir lo representado. En ellas no hay espacios en los cuales distraerse y nos lleva a cuestionarnos, como dueños supremos de este planeta, si los seres humanos exigentes de los derechos sobre el lugar que ocupamos estamos cumpliendo también con nuestros deberes adquiridos sobre éste.
La artista piensa en la idea, reflexiona, investiga y produce piezas que contienen una impronta personal, con un profundo compromiso que se involucra con el medio ambiente y toma en cuenta al individuo con sus cuestionamientos existenciales. Toda esa riqueza imaginativa que expande, desde la superficie pictórica, hace emanar una fuerza cósmica capaz de alcanzar al contemplador, para arrebatarle la conciencia y conseguir que sea el protagonista de una experiencia llena de energía, luz, color, meditación, interrogantes, asombro y admiración que Adriana Azzimonti prodiga con elocuencia y sensibilidad en toda su obra plástica.
Ivana Sicolo
Lic. Gestión e Historia de las Artes, Museo Sivori
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